El espíritu del Sagrado Corazón anima a la caridad

Bergamo, 11 de marzo de 1834

Piensa en ofrecerte continuamente sin reservas,

siempre orando, aumentando la resolución de ser muy generosa y dispuesta a contradecir todo lo tuyo,

incluso en una parte muy pequeña.

Piensa en inculcar tanto como sea posible el espíritu del Sagrado Corazón a tus hijas,

a todas las jóvenes, de hecho, a todas, según las ocasiones que te presente la divina providencia.

Piensa que este amor de ti es absolutamente lo que tu Dios quiere.

¿Cómo pueden nuestras hijas corresponder a su vocación más excelente si no están todas comprometidas,

envestidas, re llenas de este espíritu? Esto solo puede animarlas a sacrificarse por la caridad,

esto solo puede hacerlas solícitas y laboriosas para procurar el bien de los demás,

esto solo puede sostenerlas y hacerlas perseverantes en los trabajos,

en los problemas y en las penas inseparables de una vida conforme a su vocación. .

                                                                                                                        Giusepe Benaglio

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